El Zazen de la escuela Sōtō Zen

El zazen de la escuela Soto Zen se llama "shikantaza", una palabra japonesa que significa "simplemente sentarse", y que consiste en sentarse con determinación, pero a la vez completamente libre de objetivos, metas o intenciones de lograr algo especial. El zazen no es un medio para alcanzar algún tipo de objetivo. La forma (postura) del zazen en sí misma es la forma (postura) de Buda; es la forma de la iluminación. En nuestra vida cotidiana, tendemos a dejarnos llevar por nuestros deseos egoístas, así como por la apariencia de las cosas. Sin embargo, en el zazen, lo importante es liberarse de todo tipo de ilusiones, fabricaciones mentales y deseos.
Dogen Zenji también enseñó que la práctica del zazen no consiste solo en sentarse, sino en descubrir que todas nuestras actividades cotidianas tienen el mismo valor que el zazen para realizarlas como práctica del Zen. Puede parecer que la práctica es algo especial, algo alejado de la vida cotidiana. Sin embargo, nuestra práctica consiste en realizar todas nuestras actividades diarias como si fueran lo mismo que el zazen y continuar y mantener esa práctica.
Los 4 pilares del zazen
Postura
El objetivo de la postura del zazen es sentarse cómodamente y de forma natural. Mantener la postura en zazen sin estar tensos y sin causar dolores excesivos nos permite unificar cuerpo y mente, y olvidarnos de ellos.
Respiración
En zazen es importante respirar profundamente y de manera natural por la nariz. No hay que forzar la respiración ni darle demasiada atención. Una vez asentados, inspiramos y exhalamos profundamente unas cuantas veces, así conectando con nuestro cuerpo y su ritmo natural.
Los ojos
En zazen, mantenemos los ojos abiertos de manera natural, mirando ligeramente hacia abajo, a unos 45 grados. De esta manera, nos mantenemos despiertos y conscientes de nuestro entorno. Lo esencial es permitirse ver pero no mirar atentamente nada.
La mente
En zazen, la mente sigue con su función natural, secretando pensamientos. El objetivo en zazen no es vaciar la mente, ni controlar los pensamientos, sino abrir la "mano" con la que normalmente los agarramos y manipulamos, y de esta manera dejarlos aparecer y desvanecerse. En todo momento solamente hay que volver al aquí y ahora.



